martes, 29 de octubre de 2013

Horror!!!

Horror!!!
Casi acabando el 2013, llegados ya a noviembre, ¡noviembre! y yo sin escribir nada. Nada de nada. Llego a sentarme todos los días en esta piedra, ahora literalmente sentado, a unos metros tan sólo de ella. A diario. Y no soy capaz de articularme en este teclado infernal para escribir unas palabras.
Horror!!!
Seis meses viviendo en nuestra querida y añorada Cádiz, dejando atrás nuestra querida y añorada Murcia. Y todo ello, para acabar sucumbiendo a la cansina vista barata del mar y la playa. A diario. Día tras día. Intoxicado por este paraíso de placeres azul y espuma. No soy capaz de escribir nada. Prometo volver a hacerlo.
Lo siguiente será la nueva denominación del blog. ¿o debería seguir como "el diario de un gaditano que vivió en Murcia"?

sábado, 30 de marzo de 2013

Gracias

Me siento hoy delante del ordenador, cuando estoy ante las últimas horas de la última guardia (penúltima, se suele decir) que voy a hacer en Murcia, como cirujano pediátrico.
Han sido 8 años de camino profesional y personal entre huerta y el Puerto de la Cadena. 8 años de aprendizaje, 8 años que tengo la sensación de haber recibido mil veces más de lo que yo he sido capaz de darte.
Murcia, me has dado mi profesión, mi vocación, me has dado mi matrimonio y me has dado amigos, me has regado con amor y con vino de Jumilla. Me has regalado la sonrisa de tus críos y los ojos de las zagalicas.
Nos recibiste a Mari y a mí, en primavera, y en primavera te decimos hasta pronto. Y nos llevamos de ti, lo más importante y valioso que tú nos podías haber regalado en este período: dos murcianas, para toda la vida.
¡Cómo no te voy a decir: gracias!

sábado, 5 de enero de 2013

La vida sigue igual

No quiero ser agorero. Los propósitos de enmienda de la gente para el nuevo año, con el tiempo, con el paso de los años, no dejan de ser vislumbrados con suspicacia y con cierta simpatía.
En un mundo en el que los que deberían de dar ejemplo de ciudadanía y solidaridad, se ríen de la ciudadanía y de la solidaridad. Un mundo en el que una chica muere violada en la India, mostrando lo peligroso que es andar por la faz de la tierra. Un mundo que no nos deja mucho límite para la esperanza, tan sólo en los pequeños detalles: una sonrisa, un beso, un abrazo y los niños que no nos quitan la ilusión y las ganas de hacer las cosas bien.